¿A Dónde Vamos, a París?Congreso organizado por ENBA coloca sobre el tapete el destino de las artes en el Perú.
Primera Dama Eliane Karp, con comitiva de artesanos peruanos en las galerías Lafayette. Iniciativa que deja a las políticas culturales en entredicho. Der.: Estudiantes de la ENBA, organizadores del congreso ¿A dónde vamos?
ELIANE Karp visita, con 23 artesanos peruanos, las Galerías Lafayette de París, y Antonio Cisneros se pregunta sobre la pertinencia y aparatosidad de la comitiva: ¿ese es el Perú que queremos mostrar? También la pugna entre la APSAV de Víctor Delfín -presidente de la Comisión Nacional de Cultura- por una supuesta reivindicación de derechos de autor, que ha contado con la oposición de De Szyszlo, Chávez y Polanco, así como del Consejo de la Prensa Peruana. El cese de los programas de rock de las emisoras del Estado y las respectivas quejas de Cornejo, Bustos y aliados. Las manifestaciones contra Buntinx y el Teatro Universitario de San Marcos por la destitución de Walter Zambrano ("tradición") y el nombramiento de Ana Zavala ("vanguardia"). Los ofrecimientos de instalar Casas de la Cultura cuando se cuenta con un INC de presupuesto esmirriado. El incumplimiento de las asignaciones a Conacine para la realización de los concursos decretados por ley (sólo reciben el 15 % del presupuesto estipulado). Entonces la pregunta es válida: ¿culturalmente a dónde vamos?
Este es el lema que encabeza una serie de conferencias organizada por los alumnos de la Escuela Nacional de Bella Artes. El fin, como afirma Guillermo Quiroz, coordinador del evento, es aprovechar la "primavera democrática" que vivimos para discutir, conjuntamente, cuál es el "rol del artista en el Perú". La propuesta es por demás provocadora si tomamos en cuenta que viene de una institución que, a través de una toma efectiva, pudo despercudirse -algo tardíamente- del intervencionismo represor fujimorista. Las mesas, además, contarán con más de 50 representantes de la cultura nacional y abordarán temas desde la globalización en el arte hasta reflexiones sobre plástica contemporánea, pasando por un surtido etcétera.
¿Y dónde está el presupuesto? Alegría y De Szyszlo coinciden en criticar la ausencia de una verdadera política cultural.
El abordamiento de esta temática, esencial para De Szyszlo, pasa por poner algunos puntos sobre las íes. En primer lugar, en el Perú sólo se habla de política cultural en un sentido verbal, las prioridades de un gobierno se muestran en el presupuesto y el peruano no ha variado desde Prado hasta ahora. Esto es, lo asignado es ridículo. Sólo cubre para pagar penosamente los sueldos de la burocracia. El entusiasmo suscitado por iniciativas aisladas o discursos altisonantes causan más suspicacia que esperanza. Una sugerencia: separar arte y artesanía, lo otro sería mezclar carreras de caballo con Fórmulas 1, no es que una sea mejor que la otra pero son distintas. Una más: si quieren mostrar una imagen artística del Perú deberían elaborar un Patronato formado por profesionales, artistas y críticos para determinar cómo es que queremos que se nos vea afuera.
Para el dramaturgo Alonso Alegría la cosa es simple: el anuncio de las Casas de la Cultura se hacen para no desairar a Delfín ¿Pero el INC dónde queda? Sería terrible que se produjera una dispersión de esfuerzos y dinero con una institucionalidad bicéfala. ¿Lo fundamental?Toledo es un inculto y lo de la Karp es vocacional. Si fuera médica habría un resurgimiento de las postas médicas, pero como es antropóloga tiene esta visión artesanal de lo que es el Perú. Luego, cómo tener una política cultural si es que debiéramos tenerla. Muy simple, se tienen que tomar 5 medidas: 1. Terminar la Biblioteca Nacional. 2. Promulgar la Ley del Libro. 3. Restituir los Premios Nacionales de Cultura (con una dación de US$ 5000 a cada uno). 4. Crear la Universidad Nacional de las Artes. 5. Respetar la ley de presupuesto de Conacine. Todo ya está práctimente hecho, sólo se necesita palanca y voluntad.
Las costumbres de polemizar y confrontar resultan higiénicas puestas en práctica luego de mucho tiempo en desuso. Pero no bastan. Incluso un Ministerio de la Cultura sin lineamientos es un edificio carcomido por su propia vacuidad. Las verdaderas medidas esperan. (Jerónimo Pimentel).
miércoles, 14 de febrero de 2007
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