miércoles, 31 de enero de 2007

Las políticas culturales en debate: lo intercultural, lo subalterno y la dimensión universalista

Victor Vich

Premisa: existe una confusión entre las políticas culturales y la inteculturalidad. Ello porque existe una confusión con respecto a “los presupuestos teóricos que sostienen la propuesta”, y “la sistemática evasión sobre la naturaleza del poder”. Ello por que la definición que tienen de cultura es cuestionable.

La identidad se funda en la construcción de una diferencia, vale decir, se funda en la imaginación de un “otro”, distinto, cuya representación suele funcionar como una estrategia imaginaria para garantizar la supuesta unidad del enunciante. “ 266

Se debe afirmar, por tanto que toda identidad es problemática porque depende de otros y porque ha sido constituida sobre la base de un antagonismo siempre amenazante: un impedimento, una castración o, simplemente, la imposición de una ley. 266


La identidad no es algo “dado” por la naturaleza sino, más bien, un proceso de asimilación y aprendizaje cultural que nunca concluye, que cambia constantemente y cuyas variaciones se deben tanto a dinámicas internas como a las múltiples influencias del exterior. 267

La identidad es siempre una construcción histórica que está sujeta a variaciones en su desarrollo.


Todo nos lleva a concluir que no existen identidades-ni culturas- “puras” y que todas ellas son productos híbridos nacidos a partir de múltiples formas de contacto y determinadas relaciones de poder. 268

Entonces, si afirmamos el carácter histórico- léase “construido” de toda identidad, y si subrayamos su característica intrínsicamente “abierta”, la interculturalidad se presenta como una consecuencia radical- y lógica – de tal definición. En efecto, ella presupone la existencia de un sujeto que nunca está completo y al que no puede entendérsele como garantía ultima de su propia existencia. En ese sentido, lo intercultural ya no aparece como una opción “políticamente correcta” ni tampoco como un simple “deseo democrático” sino más bien, como el proceso mismo de construcción de cualquier identidad. 268

La interculturalidad aspira a subrayar que todas las identidades se constituyen en la interacción social y que ellas mismas son producto de múltiples negociaciones frente a distintas formas de poder. 269

Hipótesis:
el excesivo centralismo y la histórica exclusión social ha generado división.
La interculturalidad se relaciona con los más pobres y el mundo rural.

Lo que, con todo ello quiero decir es que, dado el grado de exclusión que existe en le país, resulta increíble que ello siga sin conceptualizarse como un problema cultural. 270

Toda propuesta intercultural debe partir de subrayar que, en las condiciones actuales, el dialogo ocurre en un contexto que está marcado por la dominación histórica de una cultura sobre otra, por la autoproclamación de un lugar de enunciación como epistemológicamente superior y por una economía de mercado- cada vez más monológica- que aspira a borrar sus interese políticos-léase particulares-y que niega- o desacredita- todo elemento que intente reconfigura el sistema de otra manera. 271

Propongo entonces que la interculturalidad necesita practicarse a partir de la categoría de “articulación”...es decir, dos o más elementos deciden articularse en el marco de determinadas relaciones de poder y de una estrategia política que les permita enfrentar una situación dada y conquistar determinados intereses sociales 271- 272 (desigualdad). Entonces más que la identidad, el objeto de las políticas culturales debería ser la heterogeneidad el conflicto y las posibilidades de cooperación intercultural (garcía Canclini 2001:101)


Por lo tanto, reducir la opción intercultural a una simple necesidad de “integración social” o a una tipo de reconocimiento “dialogal” puramente discursivo es solamente una nueva fantasía del orden existente. La opción intercultural está sustancialmente imbricada con la problemática de la desigualdad y, por lo mismo, debe relacionarse con la demanda directa no solo de determinados derechos sociales sino también- o sobre todo- con el cuestionamiento de la distribución de los recursos y el acceso a los bienes en la sociedad en que vivimos.

La aparición de lo subalterno como categoría tiene como objetivo establecer una crítica a la noción liberal que imagina que la constitución del sujeto- de la identidad- es una especie de proceso despojado de la materialidad de las posiciones de existencia y de las relaciones de poder que median entre ellas- clase, raza, genero, cultura, etc.

En resumen, mientras el tema de la interculturalidad nos sitúa en la sociedad civil y pone énfasis en la necesidad de producir nuevas articulaciones entre las identidades sociales para que reconozcan su incompletud constitutiva y, en ese sentido, nos conduce a desafiar falsos discursos jerarquizantes, el problema de la subalternidad se relaciona con el Estado-Nación y asume como objetivo demostrar el fracaso de este tipo de proyecto en su intento de homogenización social o de inclusión subordinante en el medio de la sociedad capitalista. Es decir, sin una crítica al capitalismo, ambas categorías –interculturalidad y subalternidad- pueden quedar vacías o, lo que es peor, pueden volverse herramientas netamente funcionales al orden existente.

Las preguntas, entonces, son quienes definen actualmente el sentido de lo cultural y cómo integrar la presencia de nuevos actores y prácticas diversas. En ese sentido, una real opción articulatoria debe intentar desplazar la autoridad del “discurso letrado” como paradigma de la cultura y de la “unidad nacional” sustituyéndolo por el paradigma de la interculturalidad en el marco de la demanda subalterna por la igualdad social. 274

La cultura ha dejado de ser una esfera separada y autárquica, y ahora se entiende como una dimensión que atraviesa a todas las instituciones-económicas, políticas y sociales- de la vida social. 275

Toda política cultural debe estar destinada a intervenir en los patrones culturales de representación intentando producir efectos sobre la praxis de los ciudadanos. 275

La cultura es una creación de los sujetos y, como tal, se encuentra constituida por aparatos de regulación que poseen una materialidad especifica y que funcionan, a veces ya impersonalmente, estableciendo determinadas reglas que siempre se pueden cuestionar. 276

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